Capitulo IV. MAS ALLA DE LA REALIDAD


Ah sí, otra cosa interesante, y que casi siempre me deja un buen sabor de boca, son los llamados viajes astrales.

Los hay de muchas formas y en diferentes circunstancias. Conscientes e inconscientes, pero el que a continuación os detallo, es uno que tuve una de esas noches, en las prácticas energéticas de mi casa, en el que fui a varios lugares de Barcelona, mi ciudad…


Al principio sentí como mi cuerpo se transformaba, como si de un ave se tratara, con alas, plumaje, ojos con gran visión, y gran facilidad de volar. Diríamos que podría ser como un águila que fuera a emprender su vuelo, aunque mi cuerpo de mujer seguía situado agradablemente en el sofá de casa.

Con esa sensación que me pareció que tienen las aves cuando alzan su vuelo, ascendí rápidamente por encima de los tejados y antenas de la ciudad, sobrevolando tranquilamente, como guiada por un instinto que no podría saber de dónde surge, justo encima de la sagrada familia. Sensación de viento en mi rostro, mis ojos ávidos en visión y tranquilidad sobrevolando la zona. Era una panorámica que nunca antes había visto en persona, pues claro está, era desde el cielo, desde lo más alto incluso de las torres que conocemos de esta impresionante obra. Lugares vistos desde arriba, con la vista de pájaro.

Después me dirigí hacia la zona de la playa, sintiendo la brisa fresca del mar en mi rostro, tomando toda la energía del lugar.

Posteriormente a esta experiencia, supe por otras personas, que la sagrada familia y la zona del barrio de Barceloneta, son dos lugares extremadamente poderosos en Barcelona en el sentido energético.

Así finalmente, regresé a mi cuerpo físico, totalmente recargada y vitalizada por ese vuelo con sensación a águila libre.

Más viajes:

En otras ocasiones tuve experiencias que podrían bien llamarse de "ciencia ficción", porque realmente eran vividas desde una parte de mí que ni siquiera yo podría decir si era cierto.

Recuerdo un día, que estaba de nuevo en mi sofá, practicando el arte de sentir, pero sin apegarme realmente a nada, solo por el hecho de disfrutar con el beneficio del desarrollo de mis aptitudes extrasensoriales, empecé a relajarme en mi postura, pero manteniendo la columna erguida, la coronilla de mi cabeza bien conectada con el cielo (como si un hilo invisible estirara suavemente hacia arriba), el sacro relajado y colocado sobre el cojín del sofá, el corazón abierto, en paz, y la "antena parabólica" como definía cariñosamente, bien extendida para abarcar un radio superior.

De pronto tuve la sensación de nuevo, de que alguien se acercaba, pero esta vez la comunicación era diferente, sentía una energía de invitación, alguien o mejor dicho dos seres que me animaban a elevarme de mi posición física, a dejarme llevar como a otro lugar. Al principio me sentí rara, pero en todo momento confiada, ya que sentía mi corazón totalmente relajado, en paz y con mucho amor.

Era cómo si esos dos seres me daban unas indicaciones concretas, de como posicionar una parte del cerebro, de forma especial, para poder cambiar de frecuencia y así poder ir con ellos. De tal manera lo hice, siguiendo sus indicaciones, y en un momento puntual sentí dejar el cuerpo físico sentado allá en el sofá, y una parte de mí quedaba ahora suspendida en el aire y entrando en una especie de luz blanca más grande que los dos seres y yo.

Es difícil explicarlo con palabras, pero era como si voláramos a la velocidad de la luz, en una especie de plataforma energética que se desplazaba por el espacio hacia otro lugar fuera de este plano terráqueo. Cualquiera que lea esto podría a decir que era una paranoia de mi mente, y quizás lo fuera, pero las sensaciones eran tan reales!.

Continuando con ese viaje, por llamarlo de alguna manera, vi como nos acercábamos a un "planeta", también por ponerle un nombre, ya que las imágenes no eran completas, pero sobre todo estaban llenas de sensaciones. Al "aterrizar" por así decirlo, los dos seres y yo empezamos una especie de comunicación telepática. Me dieron la bienvenida a su lugar de origen, y explicaron que era una invitada para que supiera que había otras formas de vida fuera del planeta tierra.

La sensación de esos dos seres tan amorosos conmigo era muy buena, y por mi parte llena de curiosidad. 

Los dos seres eran como dos hermanos, por describirlo con nuestras palabras. Al llegar a aquel lugar que era su hogar, me llevaron hasta una especie de casa típica japonesa, de esas que salen en algunas películas, en las que dejas los zapatos en la entrada y hay puertas correderas. Todo el interior era muy vacío, apenas nada y todo daba la sensación de estar flotando.

Después aparecieron otros dos seres, quizás un poco más altos que los que hice el viaje. En cierto sentido me explicaron que eran como los padres y unos hijos, para que yo pudiera entender desde mi mente humana. Toda comunicación con ellos, era totalmente telepática y hacían posible dejarme ver en imágenes y entendimiento para que fuera un símil de su mundo parecido en conceptos al  nuestro, ya que de otra forma no hubiera entendido nada.

Me sentí realmente una invitada, ya que me acomodaron en una especie de tatami en el suelo, donde pude ponerme como en postura típica de meditación, con las piernas cruzadas, sabiendo que no estaba realmente allí con mi cuerpo físico, pero sintiendo plenamente como si fuera real que estuviera sentada con esos cuatro seres.

Como gesto de amabilidad por su parte, me ofrecieron si quería comer, ya que para nosotros en el plano terrestre es uno de los rituales que utilizamos para compartir conversaciones alrededor de una mesa. Allí concretamente no había ni mesa ni comida, pero si trajeron o me dejaron sentir como una especie de "bol" o recipiente que contenía algo que ellos definían como su alimento, pero no era líquido ni tangible, era una especie de éter con sensación líquida que al ingerirlo daba plenitud y bienestar, incluso notándose un cierto sabor entre dulce mezclado con fresco.

Como veis es muy difícil explicar con palabras cosas que son solo perceptibles a niveles sutiles de sensaciones.

Mientras compartíamos ese elixir al que llamaban comida, me explicaron cosas de su mundo, de cómo funcionaba la sociedad, como se dedicaba cada persona a la labor para la que había nacido, como nunca les faltaba nada de las necesidades básicas, puesto que era una de las leyes cósmicas establecidas en aquel lugar, como procreaban de forma diferente a nosotros, y otras cosas de roles familiares o sociales. Todo era representado en mi mente por telepatía con imágenes o sensaciones con las que pudiera tener un comparativo a los conceptos que nosotros entendemos en el planeta tierra.

Después hubo una especie de despedida, mucho agradecimiento por mi parte, de haber sido tan bien atendida, y por fin con los dos seres menores de nuevo acompañada a través de la misma plataforma energética hasta mi casa donde estaba mi cuerpo físico totalmente relajado en el sofá.

Los dos seres jóvenes me transmitieron gran ternura y comprensión, después se despidieron y regresaron a su plano. Quedé con un buen sabor de aquella curiosa experiencia, de la que siempre está el beneficio de la duda, pero tal viaje hizo abrir un poco más mi mente, a comprender quizás más cosas de este misterioso universo.

Da igual si fue verdad o no, que fui llevada a otro planeta, aquella comunicación quedó gravada para siempre en mi ser, sabiendo que rompía un poco más las limitaciones que como humana tengo en mi mente, dejando abierta otra puerta incluso más allá de nuestra propia realidad. 

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